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Mientras escribes.

  • Raymond Sánchez.
  • 17 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

MIENTRAS ESCRIBES. _________________________________

Después de un día largo, tedioso y lleno de absorta mezquindad, regreso al umbral de mis emociones encallando en el puerto seguro de mi hogar. Ahí estás. Sumida en ese silencio que huele a soberbia - Mientras escribes - Te miro, absorta en un mundo silente que sólo yo comprendo y se resbala la arena de entre mis dedos, mientras el reloj no para su incesante caminar. Desnuda de todo candor, te perfilas a ese abismo ciego de espejos rotos, fingiendo sólo una lívida sonrisa, que recoge el impúdico brillo tan propio de tus ojos, que permanecen guarnecidos de un caos en sumisión. ¿Qué indulgencia podría ofrecerte una manzana ya podrida? ¿Cuánta sabiduría adquirida sin proferir palabra, en el sepulcro de tus silencios sufragados en muecas incoherentes? No habrá más dolor que el resentido entre la inocencia y la ignorancia...

Entonces, - mientras escribes - ¡Libérate ágilmente y de una vez, del ego arraigado en los poros de tu piel! Ese que le hace remolinos a tu sien, creando un misterio insondable de improperios callados.

¡Sonríeme! (aunque sea una vez) Hazme creer que, la luz que aún brilla en tus ojos, no es sólo el reflejo, de un sol embravecido; que la silueta arrastrada tras de ti, no jala de tu falda exigiendo su remoción, y, que el impúdico llanto de tu cielo, no trae en sus tormentas las intenciones de lavar pisadas errantes sucumbidas en un alma en pena. Suéltate el cabello. Dale rienda suelta a la pureza de tus versos colgados en epitafios. Detente, que cargar tus huesos al compás del cansancio, sugiere que sólo te sostienes en un abrazo vacío.

¿Seguirá la calamidad atacando mi jardín? Ya la única flor sobreviviente, se me marchita por falta de sol en las alas y tierra en sus raíces. De pie, y frente a un rosal perdido, descubro que el extraviado en el suplicio es el poeta, que en gritos se pierde exigiendo justicia al clavel, siendo única culpable, la margarita.

Para desaparecer el rubor de este enigma, abrí los ojos en la última página de un libro de catarsis y malos sueños. - Libro sólo roído de pesares vacíos, alimentados por una pesadilla - Mientras escribes una nueva historia en los pliegues de nuestro destino, tus besos saben a miel en su panal, empalagando mi alma con la beatitud de tu amor, tu amor real.

Te amo Cinco Estrellas Raymond Sánchez. Honduras.


 
 
 

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