Fénix.
- Raymond Sànchez y Simone de Rurange.
- 4 dic 2015
- 3 Min. de lectura

FÈNIX.
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Subyugado por el oprobio se quebraba mi mundo,
perfidia de olvido amalgamando mi alma en esos días de insomnio.
Muerte lenta...
Me quedè en miserias, en harapos y con tanto frío de tu ausencia;
ni los más valientes agrimensores pudieron darme calor con un pedazo de tu tierra...
Ausentes de nuestras alas, contra todas las tempestades,
en contra del mismo viento y la marea;
escalamos piedra por piedra hasta que juntos hicimos un viaje para encontrarnos y arroparnos con las nieves tibias del tercer cielo.
¡En un nuevo universo!
Ùnicos amores de dos friolentos en busca de una hoguera.
Tu y tu mirada perdida, oscura, profunda; señalándome con el índice
paisajes nuevos, bañados de ríos con luz y felicidad
en los que desembocamos juntos.
Mi espíritu se mostró sonriéndole a la esperanza, porque generosa fue tu gloria liberándome del rigor.
Con paciencia y luz propia en abnegada resistencia, soporté el vendaval de siseos consternados.
Horrendas piedras clavaban sombras en las tumbas aledañas que, tan sólo eran abrazadas por el alma de mi tierra. Tierra mía; tierra bella.
Entonces, como se liberan las hojas de los árboles en el otoño,
llovió vino nuevo en el valle de mis huesos y destejido en la piel del amor me encontré exclamàndote...
-Mira cómo yace el amor-
Tiritando en el fuego del averno, un nuevo, propio y maravilloso universo donde brilla el sol cada día y viajan veloces las estaciones, siendo siempre primavera.
Vuela libre el amor sin fronteras, ni mordazas en prosperidad inmediata
mi luz de esperanza.
Del polvo a cenizas y de cenizas a tus alas. Fénix ascendente huyendo al monte y disfrutando juntos los senderos como aves emigrando al norte. Como dos leones sin jaula devorando el amor en su escondite.
Amar-amarte.
Innovando en este nuevo mundo, un amor indestructible e infinito.
-Universo de amor-
Le esperaba mi señor. Desde la humedad de un sepulcro eterno, secuestrada por el abandono. Enredada en la mortaja de una perpetua noche con la respiración oxidada de tanto anhelar mariposas de una extinta primavera que sólo dejó deshojadas, margaritas embusteras. Me prendieron fuego y ardí; ellos sujetaron la letra escarlata en mi frágil y crédulo pecho, arrancándome el corazón que en cenizas se esparció en este laberinto de melancolía y soledad... Mas, se erigió el sol desde el oeste templando mis huesos, apiadándose de mi. ¿Qué hace un ángel en las tinieblas? -Preguntabas- depositando una rosa de sangre y bañada de fuego. Asesinando al espanto, despertando a la princesa en un beso tormentoso que hizo eco en la cripta de mis desvencijados deseos, llegando para habitar sabio en mi memoria. -Magia- Mi mago sin trucos con pluma en mano, el rosario de tus ancestros tatuado en el pecho y el peso exacto de un cuerpo glorioso que sobre el mio, llena el vacío de todas mis vidas pasadas. Sol que sabe susurrar los secretos de las palabras, que nacen para ser amor y poesía. Amor que con una sonrisa desviaba los vientos, deshaciendo tormentas y fulminando pesadillas...
Amor de mi vida; caballero de mil batallas, destello de amor que se ríe de Copèrnico, señalándome sólo una razón para girar en torno al sol, a mi Sol. Amor que sustenta mi gravedad y que me ancló una noche su alma al pecho para acortar distancias infinitas. Gracias mi señor por el pequeño milagro y lo inefable de este amor que le enseña a usted , ya no debe ser invencible porque he venido al mundo para amarle sin infiernos; sólo a usted.... A usted. Mi Sol Eterno.
Te Amo
Cinco Estrellas
Raymond Sànchez
Honduras.
y
Simone de Rurange.
Chile
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