Culpable de Mi Poesía.
- Raymond Sànchez.
- 9 jul 2015
- 2 Min. de lectura

CULPABLE DE MI POESÌA.
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Voy; llevando muy lejos, a paso lento mi sentir. Dándole toda la razón al corazón, escuchando detenidamente sus estruendos, que de su palpitante voz, enloquecido salta fuera de lugar. Tu que sientes tus vestiduras quemar, enséñame que podemos aprender de la locura cuando el cielo grandioso forma sus aterciopeladas nubes en las alturas queriendo la tierra acariciar. La fusta insolencia de la galante primavera que ingenuamente se cree creadora de las flores, ni nieve en el verano, ni lluvia en la cosecha, ni nos creamos de la poesía dueños tampoco de la lana tejedores. Gotera contundente que templó las paredes de barro, gato en los tejados... ¡Amor, amor cuanto te extraño! Detenidamente veo en los números un calendario, veo las nubes viajar y escucho el canto de los pájaros que en su inédito idioma, en la vanguardia de sus pechos, bellos himnos van entonado y repetitivamente, cantando con ellos el mismo coro... ¡Amor, amor cuanto te amo! Danzando también en las copas de los árboles están las flores moradas que creyéndose injustamente intocables. Hacen de nuestro cielo las mil delicias... Vivifícame deleites temporales, incontables preceptos que forman de la tierra su paisaje, abrazando el polvo y besando el cemento. Aunque sesionen todos los príncipes en mi contra, creyéndose de la corona reales, polvo al polvo y libertad de libertades. Insólita fragancia de Mandrágora que has de proseguir, vanidad de vanidades. ¡Con fuerte voz gritando esta mi corazón! Incesantes y sentenciados están los leños en el fuego libertadoras cenizas, vivirán surcándonos los vientos. Silbidos ensordecedores... Amor, amor de mi alma... Tu eres de mi amor su dueña y yo cosecha de tus bondades. Bella hechicera qué llegaste a mi vida cuando me hallé inerme a sólo pasos de la muerte. Amada mía que volaste vigorosa lozaneando por los aires hasta llegar a apedrear mi balcón con tu temple y tu tesón. Oh! Alma mía, talismán de mi buena suerte. Abrazaste mi alma con la tuya, fuente perenne, amada mía... Prodigiosa de mi diócesis, de mi sangre y de mi vida. Humildemente te dedico éstos versos que enfundé con mi pluma entre renglones y si Dios dicta sentencia... Que te encuentre la culpable fuente de mi inspiración... - Culpable Musa - Dueña de mi poesía... Dándole así toda la razón a mi corazón.
Te amo Cinco Estrellas Raymond Sánchez.
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